Un día en casa"Barby"

El día finalmente había llegado, con el sol iluminando y calentando el día, tras una larga noche en la que sueños sobre lugares extraños inexistentes habían aparecido en la cabeza de Barbara. Los rayos de la cálida estrella que se situaba en el cielo color azul claro, invadido por nubes blancas de apariencia de suave algodón, empezaban a filtrarse por los espacios de la cortina blanca de la habitación de la chica de cabello castaño, llegando hasta su mejilla haciéndola sentir un poco incómoda. Aunque ella se negaba a abrir los ojos aún, pues, por más extraño que pareciera, no se sentía muy bien como para levantarse. Tristemente el sueño y el descanso no durarían mucho, pues Emma entró a la habitación irrumpiendo la calma, hablándole de una forma que podía causarle un susto a cualquier persona que hubiera estado en la situación. Abrió sus ojos al mismo tiempo que dio un salto de sobresalto, luego posó su mirada sobre su mejor amiga, quien no dudó en salir corriendo de la habitación. Barbara tomaría venganza, en algún momento, no habría problema ya que estarían juntas en la casa todo el día. Sí, tendrían un día de mejores amigas juntas en su casa, para divertirse y hablar de cualquier cosa que se les ocurriera. Sinceramente, para la modelo, la compañía de Emma siempre era reconfortante, incluso podían hablar de una tontería y, por más infantil que pudiera ser el tema, ella jamás se cansaría de hablarle.

Palvin se levantó de su cama, preparándose para buscar a Watson, quien seguramente andaría por ahí en la casa haciendo alguna cosa. Se colocó sus esponjosos zapatos para estar en la casa, se acomodó un poco el pijama y sujetó su cabello para que el calor no la afectara mucho. Salió de la habitación, cerrando fuertemente la puerta, lo que sería para Emma una señal de que ella iría a buscarla. Caminó por todos los pasillos, o más bien dio saltitos mientras tarareaba una canción que le gustaba muchísimo, que era una historia como la que algún día le gustaría vivir: Lucky, por Jason Mraz y su cantante favorita, Colbie Caillat. Unos minutos después, tras haber cambiado a una canción de Natasha Bedingfield, encontró a la otra chica sentada mirando la televisión. Dando unos saltos más grandes llegó hasta donde ella se encontraba, y se saltó en el sofá para sentarse al lado de ella y poder molestarla. Estando ahí, tomó uno de los cojines que decoraban las sillas y se lo arrojó a su compañera, mientras esbozaba una gran sonrisa. - ¡Buenos días, señorita yo-despierto-a-Barbara! - Saludó con notorio entusiasmo haciendo énfasis en la palabra despierto. Esperó una respuesta por parte de ella, mientras en su mente ideaba su desayuno.